jueves, 24 de abril de 2014

Notice

Chicas esto no es un cap. Quería deciros que estoy por cancelar la novela en blogger y pasarla a Wattpad. Lo descubrí hace poco y me gustó muchísimo más que blogger. Quiero que sepáis que siempre os querré y si queréis probar, seguramente os guste más también wattpad. Besos :*

domingo, 23 de marzo de 2014

If Today Was Your Last Day 2/3

Irlanda

Narra Claire

Esperaba a Chris en un parque cercano a su casa mientras leía "Muerte De Tinta", el último libro de la trilogía El Mundo De Tinta. La verdad, estaba demasiado interesante como para darme cuenta del paso del tiempo. Decidí hacer un parón al terminar el capítulo. Cerré el libro, no sin antes marcar por la página en la que me había quedado, y suspiré. Levanté la mirada y me dediqué a entretenerme con los juegos de los pequeños. Reían, corrían y eran felices, no tenían preocupaciones más allá de sus juguetes. Eso era bonito. Querer crecer cuando tienes su edad y querer retroceder en el tiempo cuando llegas a la mía. Curioso. De los casi treinta niños que debían haber en el parque, una niña llamó mi atención. Se me cortó la respiración cuando volteó. Marqué el número de mi novio todo lo rápido que me dejaron mis torpes dedos. A los dos tonos ya había contestado.
-Christian, ya, al parque, ya.- dije casi en un grito antes de que pudiera decir nada.
-Princesa, ¿qué ocurre?- respondió alarmado.
-¡Hazme caso, que se va, joder!- me exasperé. Colgué. Hasta yo me sorprendí de haber dicho 'joder'. Pero tenía que entretener a la mujer hasta que Chris llegara. Me rompí la cabeza, pero no encontré nada que decirle. Hasta que la bombillita se iluminó. Corrí hasta la mujer y la llamé. Ella se giró.
-¿Qué ocurre, muchacha?- preguntó preocupada.
-¿No será por casualidad usted Claudia Schiffer?- formulé lo primero que me vino. Si, soy tonta. Bueno, tenía un aire. Mi madre la admira muchísimo.
-¡Ahora no puedo ir ni al parque con mi niña!- exclamó divertida. Espera, ¿había acertado? La pequeña me miraba con una sonrisa.- Si soy yo.- sonrió.
-¡Ay, no me lo creo! ¡No sabe cuantísimo la admiro!- exageré. Pero ella se lo tragó.
-Me disponía a irme a casa, ¿quieres acompañarnos?- ofreció.
-Oh, me encantaría, pero estoy esperando a mi novio.- me giré y lo ví llegar a toda carrera.- Que, por cierto, ahí viene.- lo señalé.
-Uy, por favor, hija mía. Si que tienes buen gusto.- se mordió el labio inferior mientras lo observaba.
-Pero tarda en arreglarse.- reí.
-Lo siento, amor.- se disculpó Chris dándome un casto beso en los labios.
-No pasa nada, cariño. La señora Schiffer me hizo una compañía muy grata.- sonreí falsamente.
-Uy, por dios, llámame Claudia.- sonrió coqueta. Vale, ya me estoy empezando a cabrear. Claire, relájate.
-Claudia, él es Chris.- lo presenté.- Amor, ellas son Claudia Schiffer y su hija.- fue ahí cuando el chico le prestó atención al motivo de mi llamado. Fue muy disimulado a la hora de tragar saliva.
-Un gusto.- sonrió forzadamente.
-El gusto es todo mío, créeme.- lo miró de arriba a abajo. Con esta mujer lo tenía todo perdido. Podía ser perfectamente su madre, pero ¿quién se resiste a una top model? ¡Estamos hablando de Claudia Schiffer!- ¿Me acompañan? Me disponía a irme a casa.
-Claro.- se apresuró a decir él.- ¿Van andando o las llevo a algún lugar?- dijo cortés.
-Tenemos transporte, gracias. Es más, el chofer nos espera. ¿Vienen?- insistió. ¿A qué venía tanta insistencia y tanta formalidad? Intenté ocultar mis celos con una sonrisa convincente. Nos pusimos en marcha. Justo en la acera de enfrente nos esperaba un coche que por lo poco que sabía, podía costar más del sueldo anual de un trabajador de la calle. Nos subimos a los asientos traseros. Los habían modificado de tal manera que una hilera de tres ocupantes quedara enfrente de la otra. Claudia y su 'hija' se sentaron de espaldas al conductor, mientras que nuestra anfitriona nos dejó sentarnos en los otros. Me fijé en la niña. Era igualita a Chris. Sus mismos ojos profundos y la misma sonrisa que me dedico cuando notó que la observaba.
-Debo decir, Claudia, que su hija es realmente preciosa.- sonreí.
-Oh.- rió.- Ella no es mi hija, querida. Mi pequeña Nancy es adoptada. Dono dinero a un orfanato, ¿sabes? Siempre me avisan cuando entra un niño nuevo y voy a visitarlo. Cuando fui a ver a Nancy…quise adoptarla yo misma. Se veía tan indefensa, tan débil y tan delicada que no creía que mereciera más que a mí. Ya hace dos años que estamos juntas, ¿no es así, pequeña?- la niña asintió sin despegar la sonrisa de su rostro.

Narra Chris

¡Tanto esfuerzo y dinero invertido para que ahora mi hermana esté a dos kilómetros de mí! No es posible. ¿Cómo? No lo entiendo. Nancy me miraba con esa cara suya tan risueña, ese ambiente inocente que se respiraba a su alrededor…era único. ¡Dios, sabía que la había echado de menos, pero nunca creí que tanto! Balanceaba los pies para adelante y para atrás en un signo de timidez que siempre hacia cuándo nuestros padres traían gente extraña para nosotros a casa. No podía apartar la vista de ella. Me era imposible. Tenía demasiadas ganas de hacerle de todo- no piensen mal, es mi hermana.
-Llegamos.- sentenció la modelo. El auto estacionó y nos apeamos. La mujer volvió a coger de la mano a su adoptiva hija, pero ella se soltó rápidamente y vino hacia mí. Hizo que me agachara hasta su altura con una seña del dedo.
-Los verdaderos hermanos siempre se reconocen.- susurró en mi oído antes de salir corriendo hacia algún rincón de aquel paradisíaco jardín. Me…¡me había reconocido! ¡Lo había hecho! El corazón rugió en mi pecho y amenazó con despegarse de mi cuerpo. No pude ni ponerme derecho. No pude casi ni respirar, todo el aire huyó de mis pulmones. Solo alcancé a alzar la cabeza y decirle a Claudia con una mirada penetrante:
- Devuélvemela.

Londres

Al final si que fui con Niall. Y debo decir que este chico es increíblemente fantástico, aunque las cosas en un principio fueran mal…
A las cuatro me empecé  a preparar y a las cuatro y media ya estaba duchada, vestida y con todo preparado. Esperaba ansiosa la llamada de recepción diciendo que Niall me esperaba. Esa llamada llegó un cuarto de hora antes de lo esperado. Apresuradamente contesté, intentando mantener un tono neutro.
-¿Si?- pregunté desinteresada.
-La esperan.- y colgó. Supongotendría cosas más importantes que hacer como enseñar más el escote que hablar conmigo. Yo tampoco quería perder mi tiempo con esa tipa. Nunca me cayó bien y por lo visto yo tampoco le caía a ella de lo mejor. De seguro Jamie le caía mejor. Bajé y no me esperaba quien yo esperaba. Jamie estaba en lugar del otro rubio.
-¿Qué quieres, McGregor?- solté.
-A parte de a ti, una respuesta. De lo que te dije ayer.- sonrió cínicamente.
-¿Sabes una cosa? Los rumores de loa que hablabas ayer. Sobre ellos te diré algo. Los rumores son creados por enemigos, difundidos por tontos y aceptados por idiotas.- crucé los brazos sobre el pecho.
-¿Perdón? Eso a sido una indirecta demasiado directa. Para ser hombre soy bastante más listo.- evocó su ego. Típico de él.
-En realidad no. Incluso tu hermano de tres años se da cuenta de muchas más cosas que tú.- sonreí con ironía. A modo de respuesta me miró de arriba abajo.
-¿Saldrás así?- preguntó serio, aunque enarcando una ceja, volviendo a mirarme a los ojos. Hostias que ojos. Algo en mi estómago se removió. Aparté la mirada, resignada. No podía aguantarsela, era superior a mí solo en ese sentido.
-No eres mi padre para decirme como tengo que ir vestida.- susurré sin mirarlo
-Lo sé…si fuera tu padre no podría hacer esto.- de improviso, atrapó mis labios con los suyos. Abrí los ojos de forma que casi se me salen de las órbitas. Intenté safarme, pero lo único que conseguí fue que pasara un brazo por mi cintura, pegándome a su cuerpo, y con una mano presionara mi nuca para evitar mi huida. Le pegué, le empujé, pero nada sirvió, era más fuerte que yo con una diferencia aplastante. Al fin se apartó. Lo abofeteé.
-¡Eres un imbécil!- le grité. La furia corría por mis venas.
-¡Vamos! Ahora me dirás que no te gustó.- dijo sarcástico.
-Obvio que me gustó, idiota. Él que no me gustas eres tú ¿o acaso eres sordo? No me gustas, joder.
-¿Entonces quien? ¿Quién es mejor que yo?- interrogó visiblemente desesperado.
-Muchos, hay muchos que son mejores que tú por ahí, ¿sabes por qué? Porque no se necesita nada para ser muchísimo mejor que tú.- fruncí el ceño. Eso pareció dolerle. Pero no me importó.
-Lo ha conseguido.- murmuró.- Ese maldito lo consiguió otra vez.
-No, Jamie, no te das cuenta. Él no es el problema. El problema eres tú, pero eres incapaz de reconocerlo. Es más fácil echarle la culpa al otro, ¿no? ¡No! Si tú eres un engreído, un egoísta, un egocéntrico y un…creído, nunca conseguirás a una chica que no sea rubia teñida de esas fáciles y que han pasado por las camas de todos los hombres del país y tendrá más babas en su boca de los demás que suyas propias.- dije de carrerilla. Suspiré al terminar. Él estaba estupefacto.
-Así qué, ¿eso es lo que piensas sobre mí? ¿Crees que soy un engreído, egoísta y creído?- preguntó apenado.
-No es lo que piense, Jamie, es lo que demuestras, como actuas. Te crees la gran cosa, que todas caerán rendidas a tus pies con solo mirarlas, pero en realidad no eres nadie. Te comportas así porque tienes miedo de quedarte solo. Si de verdad con los que vas son tus amigos, jamás se irán. Pero si al mínimo peligro, al mínimo cambio o a la mínima dificultad, se alejan, esos te han querido por interés. Popularidad, fiestas, accesos restringidos, peligros, chicas…hay muchas cosas que empujan a la hipocresía. Tú eres un hipócrita. Tal vez porque quienes estan a tu alrededor también lo son o porque siempre fuiste así, quien sabe.

sábado, 15 de marzo de 2014

Shut Your Mouth 1/3

Londres

Narra _______

-¿Cómo que os veis mañana?- gritó Jamie mientras se acercaba.- ¿Nos hemos vuelto locos o qué?
-¿Ahora no puedo quedar con un amigo?- dije con sarcasmo.
-No, si ese amigo me cae mal.- respondió obvio.
-¡No tienes derecho! ¡No somos nada!- exclamé molesta.
-¡Te pondrá de su lado! ¡Te perderé como pasó con Zoé! ¡No quiero perderte! Maldita sea, _______ ¿es que no te diste cuenta?- siguió gritando.
-¿De qué?- pregunté confundida, aún a gritos.
-De que estoy jodidamente enamorado de ti.- confesó estirándose de los pelos.- Es obvio. Todos lo saben. Por favor, ______ necesito una respuesta.- se acercó más, pegándome contra su cuerpo. Puse una mano en su pecho para guardar distancias, para que me mirara a los ojos y ver en ellos que era cierto. Tragué sonoramente saliva.
- Jamie, yo…- no sabía que decir.- No lo sé.- me aparté de él.- Estoy confundida. Déjame que lo piense.- fui dando pasos hacia atrás.- Nos vemos mañana.- dí media vuelta y huí a todo correr. Entré a mi habitación y cerré con seguro. Me dejé caer en el suelo y analicé la situación. Había pillado a Jamie coqueteando con la aspirada de recepción y me había roto por dentro; uno de mis ídolos me había ofrecido pasar la tarde siguiente con él y acepté casi incluso gustosa; Jamie declaró su amor por mí…y no sentí nada. Nada de nada. Me gustaba, ¡tenía que gustarme, maldita sea! Otra pregunta me embargó. Si no era él, ¿quién era? Alguien tocó a mi puerta, después sonó su voz.
-______, sé que no era la mejor manera de decírtelo. Habían rumores…rumores de que yo también te gustaba. No quiero que esto acabe aquí. Por lo visto los rumores no eran ciertos y me hice ilusiones. Si es así, por favor olvidalo. No quiero perderte, ______, por favor.- susurró como pudo. Un sabor salado llegó a mis labios. Le estaba haciendo daño y odiaba hacerle daño. Me incorporé y abrí la puerta. Tragué saliva y me preparé para lo que después catalogaria como un error. Lo besé. Un beso corto, pero suficiente. Aún así, él no quería que me separara e incluso intentó entrar en mi habitación, pero le cerré la puerta en las narices. Solo cuando oí sus pasos alejarse me reproché.
-¡¿Qué mierdas haces _____?! No puedes ilusionarlo más de lo que está. A ti te gusta otra persona, no Jamie, él no. No le hagas eso. Soy una completa idiota.- grité.- Me odio.

Buenos Aires

Narra Ela

Después de todo había conseguido al hombre que amaba, aunque resultó ser el niñito de los mocos colgando del jardín de infancia. ¿Quién lo iba a decir? Él me amaba desde entonces y yo…sentía atracción desde que nos vimos cuando entró nuevo.
Ahora me aburro. Él está repartiendo pizzas y yo ya no sé que más estudiar. No volví a recibir una llamada de Gary, aaunque no me habrían disgustado. Eso le añadiría emoción a mi aburrida tarde. Claire estaba durmiendo y Belu de vuelta al hospital. Entonces me puse a pensar en mi anterior amor. Parker ahora solo era…un recuerdo, aunque se empezaron rumores que desde que él estaba encaprichado conmigo desde el principio. Pero ahora daba igual. Yo estaba con George. Vivía en Georgetown. Ja. Bueno, después de un rato leyendo, encendí la televisión. A los pocos minutos sonó el timbre. Me levanté a regañadientes. Tenía flojera, no me juzguen. Y bendita la hora en que abrí. Delante de mí estaba, ni más ni menos que Louis Williams Tomlinson Lewis, originalmente llamado Louis Troy Austin Poltoun. Me motive, lo siento. Realmente él. No pude hacer más que abrir la boca y mirarlo. Dios, sus ojos eran mas azules que en mis pósters y su pelo más lacio. No podía creerlo.
-Hola.- dijo sonriente. ¡Me mató con su sonrisa! Seguro adivinó mi condición de directioner.
-Ho…ho…- cerré los ojos, los apreté fuerte. De seguro era un sueño. Suspiré. Fue entonces cuando me dí cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Volví a abrirlos y él seguía ahí, pero miraba por encima de mi hombro, sorprendido. Volteé para ver a mi prima recién levantada, con una camiseta ancha que dejaba notar su poco crecida panza.- ¿En qué te podemos ayudar?- sonreí. Su atención se volvió a posar en mí, para ir rápidamente a Claire.
-Largate.- intervino rudamente ella.
-¿Qué haces aquí?- ignoró su orden y, de un empujón, me apartó para poder pasar y acercarse.
-Lo mismo te podría preguntar.- respondió seca.
-¡No tienes ni idea de por lo que está pasando!- le gritó.
-¡Oye!- le grité yo. Me coloqué al lado de mi prima.- Te prohibo que le hables así. No queremos que rompa aguas antes de tiempo, imbécil.- lo miré con el ceño fruncido. Él levantó una ceja.
-¿Estás embarazada?- se dirigió a ella.
-No, tiene gases.- rodé los ojos.
-No te pregunté a ti.- cortó.- ¿Es suyo?
-¡Eso no te importa! Largate, vamos.- le grité antes de que contestara.
-No.- desafió levantando la barbilla. Sinceramente, no me imaginé tan… ¿engreído? No sabría decir el término exacto. Unas llaves sonaron dentro de la cerradura y la puerta se abrió. Belu apareció por ella y se sorprendió tanto como nosotras al verlo.
-¿Se puede saber que haces aquí?- gritó cerrando la puerta detrás de ella.
-Será mejor que nos vayamos a la habitación, Ela.- sugirió mi prima en mi oído. La miré y asentí. No sé porque era mejor dejarlos solos, pero una voz en mi cabeza me decía que tenía que hacerlo.

Narra Belu

Después de un día de mierda, llegué al apartamento con la intención de estar tranquila y ¿qué me encuentro? A un imbécil. Hoy era mi día de suerte (sarcasmo).
-Belu…- susurró. Crucé los brazos sobre el pecho.
-Wow, incluso encontraste mi apartamento, Tomlinson. ¿Te tengo que aplaudir o qué?- me burlé.
-Prefiero que me hagas otras cosas, pero creo que por tu parte no las obtenga.- me siguió el juego.
-Eres asqueroso.- hice una mueca con la que rió. Pero a mí no me hacía gracias.
-Cuando decía eso antes te ponías "¡Louis!"- imitó mi voz.- y me pegabas en el brazo.- sonrió y se sobó un brazo a la altura en que le pegaba.
-Todo cambió.- respondí. Pude jurar que soné entristecida y él lo notó. Desvíe mi mirada.
-Puede volver a ser lo que era.- su voz sonó en mi oído. Me rodeó con sus fuertes brazos. Siendo sincera, el día que había llevado, necesitaba un abrazo, da igual de quien fuera, así que no me opuse y apoyé la cabeza en su pecho.- Solo si tú me dejas volveremos a ser los de antes.- acarició mi pelo.
-La confianza perdida no se recupera, Louis.- susurré.
-Vente conmigo.- se separó, cogiendome por los hombros.- Iremos a Mulligan. Allí estamos todos y te reencontrarás con Zayn y conocerás a Harry, Niall y Liam. O si quieres a Londres o a Doncaster o donde quieras, da igual donde sea, dime un sitio y ahora mismo compro los pasajes y nos vamos.- se apresuró. Sonreí con ternura.
-¿Y qué pasa con Eleonor? ¿Qué pasa con mi trabajo en el hospital? ¿Qué pasa con Claire y Ela? No puedo dejarlo todo y empezar de cero otra vez. Entiendelo, no es que tenga miedo, es que no puedo, Louis, no puedo.- contesté. Me cogió de las manos.
-Belu, olvídate de Eleonor, da igual el trabajo, sé que odias que te mantengan, pero puedo hacerlo. Nos llevaremos Claire y a Ela, por ello no te preocupes. Además, puedes encontrar trabajo en cualquier hospital, yo puedo…- lo callé con un beso.
-Claire escapó a propósito para escapar de Harry. Está embarazada de él. No podemos llevarla y correr el riesgo. No, Louis, ¿no lo ves?- murmuré sobre sus labios.- Ela tiene que acabar el instituto. Se acaba de echar su primer novio.- recordé mientras me lo contaba la noche anterior mientras cenabamos.- No querrá irse y dejarlo aquí.- "Igual que yo no quería irme". Me miró decepcionado.
-Tienes razón, por más que me duela. Mañana me voy.- se me hizo un nudo en la garganta y, por lo que lo conozco, a él también.
-Intenta rehacer tu vida con Eleonor.- propuse.
-No lo conseguí en…¿cinco años? Dudo conseguirlo ahora.- negó.
-Todo se puede conseguir.- sonreí con tristeza y le dí un casto beso en los labios. Esperando que fuera nuestro último beso.
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Me motive con este cap XD, lo escribí en una hora. Es corto, lo seeee, pero quedaba bien si lo cortaba aquí. Q tal van?? Espero que os guste :) y q sigan leyendome. Espera, se me olvida algo…¡ah,si! ¡OS AMOOOOOOOOOOOOOO!

sábado, 8 de marzo de 2014

Bitch 1/3

Londres

Narra_____

Recibí una llamada de recepción diciendo que alguien me estaba buscando. Aparté los libros y con la ropa holgada que llevaba siempre para estudiar y sentirme las cómoda, bajé. No me importaba lo más mínimo quien me viera. El moño que me había recogido arriba de la cabeza estaba medio deshecho, pero no me preocupé de volver a hacermelo.  Llegué a recepción con tranquilidad.
-______ Gry, ¿me llamaban?- pregunté a la rubia aspirada que había frente al ordenador.
-Si, la esperan.- indicó con el dedo a algún punto de la transcurrida sala sin siquiera levantar la mirada. Seguí la punta del dedo hasta ver al rubio sentado, retorciendo los dedos, nerviosos. Sin inmutarme, me acerqué hasta él. Él advirtió de mí y se puso en pie.
-_____- dijo en un susurro.
-Al grano, Niall. No tengo todo el dia.- soné más ruda de lo que me hubiera gustado.
-Venía para decirte que lamento lo que pasó.- se rascó la nuca, doblemente nervioso.- Y quería compensarte. Es que…- suspiró.- Jamie me saca de quicio. Siento que estuvieras delante e hiciera perder tu tiempo. Había pensado que vinieras conmigo a dar una vuelta o, no sé, lo que quieras.- ofreció.
-Como podrás comprobar, ahora mismo no puedo.- apunté.- Mañana tengo examen y me gustaría aprobarlo.
-¿Y mañana? Sobre las cinco.- insistió esperanzado.
-Tengo que pensarlo. Mañana tú estate a la hora y la rubia aspirada te lo dirá.- señalé a mi espalda.
-Vale, no te molesto más. Suerte con el examen.- estaba algo decepcionado. Hizo un esfuerzo para sonreír, que se pareció más una mueca, y se dirigió a la salida. Cuando volteé, la respuesta me sacudió como una bofetada. Fruncí el ceño por la escena que vi. Dí media vuelta de nuevo y lo llamé.
-Niall.- rápidamente se giró.- Nos vemos mañana.- sonreí lo más sinceramente que pude. Él me devolvió el gesto con triunfo. Jamie me miró expectante y extrañado. Yo solo sonreí de lado con superioridad.

Irlanda

Narra Zayn

-Si.- respondí ya cansado.- No exageres, tampoco ha sido para tanto…Estoy con los chicos…¡Obvio que hay chicas! ¿En qué ciudad no las hay?… Mira, me tengo que ir, hay ensayo, los chicos me estan esperando…Si y yo.- dije sin sentimiento. Colgué y bufé. Algo no andaba bien con Perrie. Había algo en su actitud, en cómo se comportaba, que no me parecía propio de ella.
-¿Otra vez ella?- se burló mi ruliento amigo.- ¿Cuántas van? ¿Tres en una hora o en media?
-Siete en dos horas.- recordé.
-¡Superó su récord!- grito divertido.
-Déjalo ya, Styles. Son cosas de mujeres que dudo que entendamos algún día.- me incorporé del sillón y fui a la cocina algo de picar.
-¿Y por qué no la dejas?- replicó Harry siguiendome.- ¿Sabes con quién te veo? Con la hermanastra de Niall, la hija de Josh. Realmente haríais una excelente pareja.
-Ella nos odia ¿O acaso no lo notaste?- recreminé sacando un refresco.
-Dejando eso de lado, ¿crees que tendrá alguna hermana con la que pueda acostarme?- preguntó más interesado. Rodeé los ojos
-¿No era que seguias colgado por…?- intenté recordar el nombre.
-Claire.- me miró mal.- Y sigo colgado por ella, pero entiendelo, tengo unas necesidades como hombre. Unas necesidades que hay que cubrir.
-Entonces no la amas tanto como dices…me encogí de hombros.
-No pongas en duda mi amor por ella.- me señaló acusador con un dedo.- Es mi vida y estoy haciendo hasta lo imposible por encontrarla. Porque el contrato lo tenemos hasta 2016, sino me habría ido a cada maldita ciudad y a cada maldito pueblo de este maldito Mundi hasta encontrarla.- pegó un sorbo a mi refresco, el cual había dejado encima de la mesa.
-Vale, vale, no hace falta ponerse así.- lo tranquilicé.
-Pues no vuelvas a sacar como tema de conversación.- avisó.
-Será la última vez que hablaré de ella, pero nunca me contaste vuestra historia. ¿Sabes qué pienso? Que podrías publicar una foto de ella por alguna cadena internacional y a lo mejor ella vuelve a ti.- cavilé.
-¿Crees que no lo pensé? Pero Kendall Jenner y la familia Kardishian me hundirían. Mejor dicho, nos hundirían y no quiero eso para la banda.- explicó.
-Me estás diciendo que deje a Perrie porque he perdido la emoción con ella y tú que nunca la tuviste con Kendall, te niegas a dejarla.- me burlé.
-Somos psicólogos de nuestros amigos y no sabemos que hacer con nuestros problemas.- tomó un trago más largo.- Dejaré a Kendall cuando esté lo suficientemente borracho.
-Creo que a base de jugos, nunca conseguirás emborracharte.- reí.
-Con la condición de que tú también dejes a Perrie. No quiero ser el único soltero.- ignoró mi comentario anterior.
-Yo no necesito estar ebrio para hacerlo.- cogí el móvil y marqué el número.
-¡Zayn, amigo!- gritó.- ¿A qué no sabes que acabo de hacer?
-Chingarte a mi novia.- respondí seco.
-Exacto.- puntuó.
-No me importa, Balthazar. Hubieras estado con ella o no, la iba a dejar. ¿Me la pasas para que pueda decírselo?- pregunté cínico. Al otro lado de la línea se hizo el silencio hasta que el llanto de Perrie inundó mis oídos.
-Zayn, yo…- gimoteó falsamente.
-Tú nada, Edwards.- corté. Ella dejó de llorar, sorprendida. Nunca la llamé por su apellido.- Escuchame. Sé que no es la primera vez que te acuestas con él y si tanto lo quieres, quédate con él. Hemos terminado.- corté el llamado.

martes, 25 de febrero de 2014

Torn 3/3

Irlanda

Narra Jackie

Acepté ir a la boda del primo de Payne, ¿y qué? ¡Había barra libre! Bebidas gratis durante toda la noche. Era tentar demasiado. Lo malo era avisar de un día para otro. Literalmente. Al día siguiente era la boda. No soy de ese tipo de chicas que se escandalizan "¡¿qué me pongo?!". Bermudas no, está claro nena. Mi mundo no es el de los vestidos, pero alguno encontraría en el armario que no fuera totalmente negro. Demasiado oscuro para una vida de día. Solo había uno que cumpliera las características. Honestamente, no sabía de su existencia. Sonreí de lado y me mordí el labio inferior al pensar en cómo me quedaría puesto. Preveía un día largo, muy largo. Me acosté por lo que me esperaba. Me levanté pronto, sin recordar las mierdas que soñé, como siempre. Para mi sorpresa, nótese el sarcasmo, eran las once menos cuarto y Payne pasaba por mí a las doce. Dah, seguro que no necesitaba tanto tiempo. Me metí en la ducha y dejé que las gotas corrieran por mi cuerpo. No duré ni quince minutos. Me cansó pronto y más de un lugar de reducido espacio y, además, resbaladizo. Recuerdo esa vez en Atlanta que llené el suelo de las duchas de jabón y mantequilla. Una se rompió el coxis. Eso por zorra. Me puse el vestido, con sus correspondientes complementos y bajé. Greg, en cuanto me vio, escupió todos los cereales que tenía en la boca y la abrió de tal manera que un tráiler cogería perfectamente. Y mi puño también, a decir verdad. Sorprendentemente, en mis puños no había marcas de lo que pasó ayer. Deben de estar acostumbrados de las palizas que dieron en Atlanta. Todavía estaba en forma. Faltaban alrededor de veinte minutos para que llegara Liam y estaba claro que Greg no me dejaría subir a entretenerme con el señor Jack Daniel's.
-¿A dónde te crees que vas así?- chilló.
-A un puticlub. Me llamaron porque una de las putas enfermó y me necesitan como relevo.- inventé con sarcasmo. Sus ojos se abrieron de manera desmesurada.- Y te lo creíste como un imbécil.- me miró mal.
-Ahora enserio, ¿dónde vas?- cuestionó más seriamente.
-Te han pinzado el cerebro si crees que te lo voy a decir.- exageré. Una mirada de desapruebo sustituyó la anterior.- No creía que te hubieras caído por las escaleras esta mañana. Eso sería reciente. Lo tuyo es de nacimiento.
-Vayas donde vayas, te violarán con la mirada- se metió otra cucharada de cereales en el enorme agujero que se suele llamar boca.
-Se les quitaran las ganas, ya lo verás. Es solo cuestión de tiempo, dah, de segundos. O en cuanto vean que sus pantalones estan en llamas.- sonreí cínicamente.
-Estas loca.- rodó los ojos y se cargó otra cucharada.
-Dime algo que no sepa.- dí media vuelta, decidida a que la compañía de un JB era mejor que la de ese tipo. Justo cuando subía por las escaleras, llamaron al timbre. Suspiré y bajé. Abrí la puerta sin preguntar. Frente a mí estaba el chico de los ojos castaños. Y se quedó mirando dos cosas que habían después de mi cuello.- Mis pechos dicen que me miren a los ojos, Payne.- me burlé. Oí la risita de Greg desde la cocina. Con dificultad, deslizó su mirada hasta mis ojos.
-Whoa.- solo dijo.
-¿Nos vamos?- pregunté impaciente.
-Eh…si, si. Vamos.- desvió su mirada hacia otro lado.- Perdón.- logró articular.
-Lo que me espera.- bufé. Salí y cerré la puerta detrás de mí. No llevaba bolso, ¿para qué? Las llaves estaban bajo el felpudo y el móvil no lo necesitaba. ¿Maquillaje? Nunca me pongo, no utilizo caretas, no entra en mis principios. Él no preguntó. Me abrió la puerta del copiloto como todo un caballero. El traje de pingüino no le sentaba del todo mal. Se sentó al volante y condujo hasta donde sería el banquete. Fuimos los primeros en llegar, ya que pasamos de ir a la iglesia, mejor dicho, la única condición que puse para venir era no ir a la maldita misa. No por nada, solo que no me gusta ese sitio. Salimos del auto y él se sentó en el capó del deportivo rojo.
-Espero que no hayan paparazzis.- soltó una risita.- No quiero que piensen que le estoy poniendo los cuernos.
-¿Y por qué no invitaste a tu novia en vez de a mí? Me habría ahorrado el irritante sermón de Greg antes de que llegaras.- me revolví molesta.
-No creo que aceptara venir de Las Vegas solo por una boda. Es diseñadora. A lo mejor oiste hablar de ella. Se llama Sophia Smith.- mencionó orgulloso. Pero de una tía así, yo no estaría orgullosa. Obvio que oí hablar de ella. Dirán, ¿de ella si, pero de LIAM PAYNE no? Pues así es.
-Creí que ella salía con Dereck, su ayudante.- confesé. Él rió.
-Se les ve mucho juntos, si. Es la única persona que le cae bien de allí.- sonrió. Le quité el móvil del bolsillo sin miramientos ni pedir permiso.- ¡Oye! Devuélvemelo.- exigió. Pero lo ignoré. Descifré las contraseñas, no fue muy difícil y entré a Internet. Claire me lo enseñó días atrás durante la comida y puedo decir que mi ensalada de pollo sintético se echó a perder. Le enseñé lo mismo que ella me mostró. Sus ojos salían de las órbitas.
-Si, le debe de caer de puta madre como para acostarse juntos.- dije con sarcasmo.
-Tiene que estar trucada, no puede ser…- cubrió su boca con una mano. Una lágrima amenazaba con salir.
-Lo siento, Liam.- murmuré. Quité la imagen de la pantalla y le devolví el móvil. Sus ojos estaban tan cristalizados que el color se tornó siete tonos más claros. Antes de derramar la primera lágrima, se los frotó y sus facciones se tensaron.
-¿Por qué me lo enseñas?- preguntó.
-Porque tienes derecho a saberlo.- respondí sin vacilar. Entonces pensé en él y en cómo me hubiera gustado que alguien me lo hubiera dicho. Bajé la cabeza y tragué sonoramente. Tenía un nudo en la garganta.
-Espera.- saltó. Levanté la cabeza alarmada.- ¿Me llamaste Liam y no Payne?
-Me asustaste.- le dí un leve golpe en el hombro.- ¿Tienes algún problema si lo hice?
-No.- negó.- Es más, me gusta. Dicho de tu boca incluso suena…sexy- rió. Lo asesiné con la mirada.- No, no quería decir eso. Suena bien, dejémoslo ahí.- corrigió.
-Si, mejor dejarlo ahí no vayamos a liarla el día más feliz de tu primo.- le saqué la lengua como niña chica y él volvió a reír. A poco, empezaron a llegar coches y coches, así que nos tuvimos que entrar al restaurante para que no nos atropellaran. Los invitados fueron entrando. Whoa, eran demasiados. Y ninguno sobrepasaría los veintitantos. Pongamos treinta al que más.- ¿Dónde están los viejos?
-Tomaré eso con humor. Los padres, tios y demás celebraron ayer la boda.- sonrió divertido.
-Pues vaya. Y ahora fiesta, ¿no? Va a ser una absoluta locura.- negué con la cabeza.- Me gusta.- me mordí el labio inferior y sonreí satisfecha.
-Nos lo vamos a pasar realmente bien.- rió. Nos sentamos en la mesa que nos asignaron. Todos los hombres me miraban y cuando digo es hasta el mestre. Creo que incluso llamaron a los cocineros para que me vieran y me desnudaran con la mirada. Cuando una está buena, está buena. Las chicas que habían se podría decir que no enseñaban tanto como yo ni eran la mitad de atractivas que yo y seguramente tampoco tendrían ni la cuarta parte de mi inteligencia. Liam parecía divertirse con ese hecho.- Me juego lo que quieras a que el que no sea gay quiere acostarse contigo ahora mismo.- susurró para que ningún otro escuchara
-Y los que sean gays también.- respondí en tono normal. Lo que despertó sus carcajadas.
-James, no nos presentaste a tu novia.- dijo un chico rubio que estaba frente a él cuando terminamos el postre.
-Bueno, no es exactamente mi novia.- corrigió Liam.
-Llamémoslo amigos con derechos.- contesté yo sin inmutarme. Pero todos mis sentidos estaban a la defensiva, totalmente alerta.
-¿Pero no tenías novia, James?- siguió aquel chico.
-Odia que le llamen por su segundo nombre.- intervine.
-Raphael, ella es Jackie. Jackie, él es mi primo pequeño.- nos ignoró.
-Encantado, Jackie. Para tu información, debí ser yo el padrino, pero el ratero de Peter se volvió ayer de guerra y hubo un ligero cambio de planes.- dijo con desdén.
-¿Peter volvió?- sonó extrañamente sorprendido.- Eso es fantástico. Vamos Jackie, te lo presentaré.- me cogió la mano y nos dirigimos a la otra parte del salón. De espaldas a nosotros estaba el famoso Peter.- Freeman.- lo llamó. El chico giró y reprimí un grito.
-Parece que impresioné a tu pareja, Payne.- se burló. No me reconoció. Obvio, ¿cómo iba ha hacerlo después de cuatro años?
-Por algo será.- torné a mi postura indiferente. Él rió.
-Me da que me he perdido, preciosa.
-Que mala memoria. Ni siquiera pasaste por casa a saludar.- crucé los brazos sobre el pecho.
-No, pero si quieres vamos a la mía.
-No quiero ser ni voy a ser una de tus chicas, primo.- me burlé.
-¿Cómo qué…?- dijo Liam. Me miró y después al chico que tenía enfrente, el cual había fruncido el ceño, examinandome más detenidamente.
-No puede ser.- gritó.
-Depende. Claire no soy.- me encogí de hombros.
-No, Claire nunca se pondría un vestido como ese. Tapa menos que un taparrabos.- exageró.
-Pues bien que babeas hace cosa de segundos, aunque seamos primos. Y sigues babeando.- contraataqué.
-A ver si me aclaro.- cortó Liam.- ¿Sois primos?
-Hoy estás más corto que las mangas de un chaleco, Payne.- rodé los ojos.
-Ya se acabó el chollo de llamarme Liam.- suspiró.
-Más bien.- sonreí con una falsedad palpable. Volví la atención a mi primo, que tenía el rostro blanco como si hubiera visto un fantasma.
-Jackie, no te gires.- avisó.
-Peter, los novios te reclaman.- rió una nueva voz. Me ergí y todos mis músculos se tensaron. El vello de los brazos se me puso de punta. Justo él tenía que estar aquí. Cerré los puños y los ojos fuertemente, contando hasta que llegué a setecientos en cuestión de pocos segundos, antes de que volviera a hablar.- Aunque veo que estas bien acompañado. Payne y ¿quién es la bella señorita de que está revolucionando el ala masculina del evento?- me lo imaginé sonriendo, burlón. Su voz estaba llena de sarcasmo. Siempre estuvo llena de sarcasmo. Incluso cuando me decía que me amaba notaba una pincelada. Me giré lentamente. Debo de decir que ahora está mejor que antes. Y más alto. Y más fornido. Y más guapo. Y más de todo. Es increíble que todavía sintiera debilidad por él.- Es verdad, no exageraban. Estás… eres una diosa, nena.
-Hola, Jake.- dije seria.
-No te pases con ella, bro'.- reprendió mi primo.
-Ni que estuviera pillada. Todos sabemos que Payne es el que está pillado.- alzó las manos con inocencia.
-Soy inalcanzable para ti, Zaker.- reté.
-Mira, ya sabe hasta mi apellido. ¿Nos conocemos?- sedujo. ¿Enserio estaba haciendo esto? Era frustrante.
-Liam, me da que este quiere acabar como no acabó su hermano.- miré al chico.-Es hermano de Gary.- frunció el ceño y después lo miró mal.
-No está el por aquí, ¿verdad?- preguntó.
-Mi hermano aquí no pinta nada.- ahora fue él quien frunció el ceño.- Demasiadas cosas sabes de mí.
-¿Puedo pegarle ya?- me desesperé.
-Los nudillos no estan recuperados.
-Ah, ¿qué ahora eres doctor?
-No haberme preguntado.
-Debí pegarle cuando tuve oportunidad.
-Yo lo hubiera torturado
-Ya, ¿quieren decirme de que coño va esto?- exclamó desesperado.- Si me quieren matar, háganlo, pero primero quiero saber quien demonios eres.- exigió. No aguanté más. Lo cogí del cuello con una mano y lo pegué a la pared más cercana. Su expresión era de sorpresa. Lo había tomado con la guardia baja, igual que a mis otros dos acompañantes.
-No soy la misma, Jake. He cambiado y soy peligrosa. Pregunta a quien quieras. Al primero a tu hermano. Recuerda que si juegas con fuego, al final te quemaras. En mi caso, acabarás bajo tierra.- amenacé entre dientes.- Andate con ojo, con un tercero o incluso un quinto. Cuando menos te lo esperes, te haré caer y dudo que te levantes. Estarás demasiado muerto.- su color se volvió cada vez más morado.
-Jackie, suéltalo.- chilló Peter. En un intento por alejarme de él, me rodeó la cintura con sus brazos, haciendo que se me levantara el vestido. Pero no eran sus brazos, eran los de Liam. Los reconocí por el tatuaje. Me levantaron en volandas y me alejaron de él lo más que pudo. Me dejó en el suelo y me puso las manos sobre los hombros.
-¿Qué te crees que haces? Debiste dejarme matarlo.
-Bastante cruz tiene con ser como es, Jackie. No vas a conseguir nada.
-Si conseguiré algo.- lo interrumpí.- Orgullo perdido y satisfacción.- volví mi campo de visión a aquel…aquella cosa que me seguía mirando con asombro.
-Jackie, Jackie, mírame.- ordenó mi acompañante.- Que me mires, joder.- con brusquedad, tomó mi barbilla e hizo que le mirara.- No vale la pena, ¿entiendes? Quítate ya ese instinto homicida que tienes que solo te trae problemas.- me aguantó la mirada. Nunca antes nadie me aguantó la mirada como hizo él. Firme. Seguro de sí mismo, de lo que decía y pensaba. Sin vacilar. Sin miedo. No me tenía miedo. Aflojó su agarre pero no me soltó.- Mira Jackie, lo que te hizo ese chico fue estúpido. Si yo te tuviera, serías la mujer más feliz del mundo. Te colmaria de amor. Él no te merece, tú no mereces ese trato. Sé, estoy seguro al 100%, que dentro de esa apariencia impulsiva y peligrosamente atractiva hay escondida una chica que necesita de amor.
-No sabes nada.- gruñí. Me sacudí su mano y vi decepción en sus ojos.- Aceptamos el amor que creemos merecer. Y yo no merezco ninguno, Liam. No quiero tu pena ni tu lástima ni tu comprensión. No necesito nada ni a nadie. Yo sé cuidarme y valerme por mí misma. Gracias por preocuparte, pero guarda tu preocupación para otro.- dije. De improviso, llevó su mano a mi nuca, haciendo avanzar mi cabeza y presionando nuestros labios. Sinceramente nunca pensé que él quisiera besarme y, todo hay que decirlo, mientras lo miraba a los ojos y veía su determinación, también tuve ganas de comérmelo a besos. Pero ahi estaba yo, besando al ídolo de millones de chicas y no sabiendo como reaccionar.
-Good Boys Love Bad Girls too.- dijo cuando se separó.
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ahi tienen su maraton, se lo merecen. se que me tardé, los problemas con blogger no se solucionaban y el instituto no es q ayudra precisamente… bueno, les dejo unas imagenes para que tengan un poco mas de idea de algunas cosas del cap como 
vestido de
Jackie
:



p
eter

j
ake (se que no se le ve bien, pero esta ajidhmdlsnsklsksk
)

miércoles, 5 de febrero de 2014

La Caja De Pandora 2/3

Irlanda

Narra Zayn

Harry me miraba entre expectante y sorprendido. En eso la puerta se abrió y entró Liam gritando como loco y dando saltos.
-¡Aprobé, aprobé! Ya tengo el carné de conducir, lo tengo, whooooo.- chilló.
-Enhorabuena, amigo.- nos lanzamos a abrazarme. Sabíamos que era todo lo q él quería desde siempre, el carné de conducir.
- ¡Y además mi primo se casa!- añadió. Me quedé confundido.
-¿Pero irás solo?- pregunté.
-No, está claro que no, Zayn.- sonrió.
-Entonces…- intervino Harry.- Sophie esta en Las Vegas, haciendo…
-Diseñando, bueno ejerciendo de ayudante de diseñadora.- se encogió de hombros.- Tengo en mente a otra persona.- dijo pícaro.
-¿A quién, a quién?- empezó a dar saltitos Harry, deseoso de saberlo.
-¿En serio quieres saberlo?- enarcó una ceja por el simple placer de hacer rabiar a nuestro ruliento amigo.
-Si, si, si.- dijo ansioso.
-Vale, vale, pero quiero decírselo yo, no quiero que se entere por vosotros.- condicionó.
-Como digas, pero dinoslo ya. Muero de curiosidad.- dramatizó.
-La persona es…- hice como un redoble de tambores con los dedos.- Jackie.
-¡¿Jackie?!- gritamos a la vez.
-¿A quién más conozco aquí? Chicos, era obvio.- respondió él como algo normal. Nos miramos boquiabiertos.
-Pero…¿crees que va aceptar?- preguntó con cautela.
-Hay comida y bebida gratis e incluso barra libre para después. No creo que diga que no.- se encogió de hombros.
-Pues ves corre a preguntárselo y salimos de dudas, imbécil.- chilló Harry. Liam se sobresaltó y salió por la puerta tan rápido como pudo.

Narra Jackie

Todos los días iguales. Que asco de vida. En mi casa después de una estresante semana. Sola. En la cocina. Con un bote de nata montada en mi mano y ofreciendo a mi estómago generosas dosis de azúcar. Me apoyé sobre el banco de la cocina y fruncí el ceño. Hacia tiempo que no comía la nata de esa manera tan propia de mí, prácticamente desde que llegaron esos inútiles mi vida. Lo único que hacían eran agotar existencias y mi paciencia, ya de por si poca. Estaba por pegarme un tiro. No, no, no. Otra vez no. Un pinchazo en la sien vino acompañado con su recuerdo.
-Puta.- murmuré entre dientes. Siempre atormentando. ¿No podría darse unas largas vacaciones? Estaba por despedirla, pero es como los que no aceptan ese despido y al día siguiente los muy pringados, estan volviendo al trabajo. Ese era el trabajo de la niñata infame. Y allí estaba otra vez, de pie delante de mí, con su estúpida sonrisa burlona que me daban ganas de borrar a base de toda clase de agresiones, desde las bofetadas a los apuñalamientos. Parpadeé y me subministré otra tanda de nata hasta casi asfixiarme. Sabía que lo que estaba a punto de hacer era un gilipollez, que todo estaba en mi puta cabeza, pero no había forma de alejar a la estúpida zorra de mis desgastadas neuronas a causa del alcohol.- ¿Qué coño quieres ahora, maldita?- dije con desgana.
-Llevarte conmigo.- respondió como afónica. Si, eso creo que fue por la idiotez que cometió antes de yo irme a Atlanta.
-Eso me lo dices siempre. Cambia un poco el guión, amiga.- me burlé. Ella frunció el ceño.
-Puedo desvelarte secretos, Jackie. Sé donde está tu hermana y cosas de tu pasado que nadie sabe.- sedució.
-Ahora viene la parte en que me creo todo eso y acepto tu trato, ¿no?- asentí.- Lo siento, pero mi alma esta vendida a Lucifer. Él me nombró, a cambio de ello, Pandora, que ya es decir.- ella no relajó su expresión.
-Él no puede decirte nada de lo que yo puedo decirte si vienes conmigo.- volvió a intentarlo.
-Me da que paso, Hasmy.- comencé el ascenso hacia mi habitación. Una vez en ella cerré la puerta y me senté en la cama, cubriendo mi rostro con mis manos. Odiaba a Hasmy. Era más cruel que yo. Ella trataba a las personas como si fueran mierdas. A ver, yo las trato igual, pero lo de esa chica era de estar en pleno apogeo mental. No carburaba. El alcohol consumió todas sus neuronas y la maria que se fumaba, combinada con la heroína que se esnifaba no es que contribuyera mucho a mejorarla. Pero, a pesar de todo, era mi mejor amiga. Después me volví algo parecido a ella, sólo que yo no era tan idiotamente estúpida como para mezclar tanta mierda en mi organismo. Dicen que quienes mueren jóvenes dejan un bello cadáver, pero voy a discrepar…¡Y una mierda como la Casa Blanca! El cadáver de Hasmy Hawk era horrible, el peor de todos, después del del irreconocible Paul Walker, con todos mis respetos, adoraba a ese hombre. Y ahora su puto fantasma no me dejaba vivir.
-Jackie.- me llamó.
-No, soy gilipollas, ¿quien sino?- sarcasmo.
-Ella morirá si tú no vienes conmigo. Ella sufrirá y morirá y nunca más podrás volver a verla.- dijo con una sonrisa cínica delante de mí.
-¡A quien no quiero volver a ver es a ti, puta loca!- chillé poniéndome en pie.- ¡Ya podrías dejarme en paz de una santísima vez!- estaba roja de ira y veía venir un ataque otra vez. Empecé a dar puñetazos. Si su voz era tan real, ¿porque no lo podía ser también su cuerpo? En el fondo yo sabía que no era así, todo era mentira. Clavé el puño en la pared y lo retiré con todos los nudillos sangrando y llenos de astillas.- Te odio.- grité a pleno pulmón. Y pegué con el otro puño a la pared tantas veces como quise. Básicamente la utilicé de saco de boxeo. La adrenalina que recorría mi cuerpo me impedía sentir dolor y cansancio. De un momento a otro, me desplomé y quedé como los muñecos de Toy Story. Mi respiración era acelerada. Apoyé la cabeza en la pared e intenté acompasarla. Tenía los ojos cerrados, no quería ver mis nuevos guantes rojos. Al final lo conseguiría, conseguiría que me fuera con ella. Pero no quería. Todavía tenía cosas que hacer. Intenté ponerme en pie, pero las rodillas me temblaban y las manos me dolían cuando las apoyaba para tomar impulso. No desistí. Verdad que me dolía, pero iba a desangrarme como no hiciera algo. Y entonces me iría con ella. Unos pasos apresurados a lo lejos hicieron falta para saber que no había movido ni un músculo. Seguía con la cabeza apoyada y los ojos cerrados. Después un chillido ahogado. La voz de un chico que me era familiar y a la vez no.
-Jackie.- me llamó alarmado.- Por favor, ¡contesta!- gritó desesperado.
-Te odio.- conseguí decir sin abrir los ojos.
-A mí y a todos, lo sabemos.- chilló.
-A ti no.- abrí los ojos. Sentía que mis manos eran corazones que bombeaban. Gruñí al levantar la mano y con un dedo señalar a la chica, que, con los brazos cruzados, disfrutaba de mi sufrimiento.- A ella.-Liam se giró, pero no vio nada.
-¿A quién, Jackie? Aquí no hay nadie más que tú y yo.- tragó saliva.
-¿Cómo te sientes, princesa?- sonrió burlona.
-Siento que te odio.- apreté los dientes.
-Cambia el guión, amiga.- repitió sonriendo de lado.
-Si pudiera te partiría la boca por repetirme.- amenacé.
-¿Tú crees? Apenas le pegas a un niñato del tres al cuatro. ¿Qué fue lo máximo que hiciste, eh? Pasaste la duana con una tonelada de droga, ¿y qué? Yo lo hacía continuamente.- aumentó su ego.
-Si, la pasé, pero no me enganché a ella. Matabas por tener un gramo de cocaína. Literalmente.- me mofé.
-No me digas lo que hice, niñata. Te volviste una oxigenada, como todas las demás.
-Oxigenada será tu puta, porque yo no.- murmuré visiblemente cabreada.
-Jackie, te sugiero que te relajes y…
-Cierra la boca y no te metas en esto.- interrumpí, intentando incorporarme de nuevo. Pero fue un intento fallido. Me volví a desplomar. Había perdido demasiada sangre.
-No te muevas.- ordenó. Desapareció en mi baño y a los segundos, apareció de nuevo. Me negué a que me tomara en brazos, como sabréis, ODIO el contacto físico, así que pasó un brazo mío sobre sus hombros y me llevó al baño. Hizo que me lavara las manos, medio me las lavó él, ya que la poca fuerza que me quedaba la había gastado en el corto camino hasta allí.
-Sepárate.- gruñí al notar que sus brazos rodeaban los míos y mi espalda chocaba contra su pecho.
-¿Y dejar que te caigas? No, gracias. Dios mío, ¿qué hiciste?- afirmó inflexiblemente.
-Lo que le voy a hacer al siguiente que me toque más de la cuenta, vamos, en cuanto tenga energía como para pegarte una paliza.- avisé.
-Pues vaya, que gracias más particular.- se burló.
-Ja-ja, muy gracioso.- lo miré mal. Se separó de mí y creí caer. Rápidamente me cogió de la cintura para evitar mi caída.
-Con cuidado.- susurró en mi oído.Apreté fuerte la mandíbula. Tenerlo tan cerca era repulsivo, con todas las letras. No sé como lo amaban.- Así vas bien, muy bien.
-No soy idiota.- reproché entre dientes. Él rió amargamente.
-Ya lo sé. Eres la persona más inteligente que he conocido. Y con más capacidad de amenaza también.- añadió.
-Ya deja eso o sino, conseguiré una orden de alejamiento por agresión sexual.- amenacé.
-¡Encima de que te estoy ayudando!- gritó. Me sentó en la cama y se arrodilló delante de mí.
-¿A qué viniste?- cambié de tema.
-Vine a pedirte una cosa.- sonrió. Enarqué una ceja, a la espera de su propuesta.- Me gustaría que me acompañaras a la boda de mi primo.

lunes, 13 de enero de 2014

You're Not Sorry

Buenos Aires

Narra Louis

-¿Qué haces?- preguntó alejándose tanto como pudo.
-No te voy a perder de nuevo, te demostraré que no recuerdo nada, que…
-¿Es que no ves que no me importa, no me importas?- gritó de tal manera que me hizo callar. Su cara estaba desencajada de enojo. Entonces el taxi se puso en marcha.
-¿Realmente ya no me amas?- la miré tristemente.
-Vamos a suponer que si te sigo amando, ¿qué vas a hacer? Te vas a ir dentro de tres días, que más da.- volvió la cabeza, mirando la calle, evitando mi mirada. ¿Tan poco me conocía? ¿Tan pronto creía que la iba a dejar ir? No la iba a dejar, la llevaría conmigo. Con sigilo me acerqué a ella tanto como pude y con suma delicadeza, la tomé de la barbilla, haciendo que quedaramos a escasos milímetros y juntando, de una maldita vez, nuestras bocas. No podía creerlo. Por fin, por fin podía volver a sentir esas cosquillas en el estómago y ese deseo de no parar, la sensación de que el mundo, el tiempo se detiene y que nada importa. Esa sensación que con Eleonor me era totalmente desconocida.
-Eso suponiendo que te amo.- dijo cuando nos separamos para coger aire.- ¿Y si no te amo?
-Te haré cambiar de opinión.- aseguré mientras reencontraba nuestros labios. Por increíble que pareciera, me siguió el beso. Fue tan tierno que creía morir. Bruscamente, se separó de mí y me miró burlona.
-Gracias por el viaje.- me guiñó un ojo y salió apresuradamente del taxi. Me quedé confundido, no, lo siguiente. Vi como entraba en el portal y como desaparecía en su interior. Era incapaz de reaccionar.

Narra Belu

Subí hasta mi departamento. Torpemente encontré las llaves y las metí en la cerradura. La llave rodó y la puerta se abrió. Me metí en el departamento y cerré de un suave portazo. Todas las luces estaban apagadas, todo en un silencio sepulcral. Me desplomé en el suelo y estallé en un llanto de rabia. ¿Por qué tenía que volver y poner mi corazón del revés de nuevo?
-Te prometo.- susurré al techo, aún con los ojos encharcados.- Que no volveré a caer otra vez con la misma piedra. Esta vez, nunca más.

Narra Ela

El sábado decidí volver a la casa de George ya que me fui precipitadamente de allí sin dar explicaciones. Me arreglé:

Y salí después de desayunar, dejando una nota diciendo donde estaba. Me acomodé bien el bolso, con los libros necesarios, en el hombro. Caminé por las calles, recordando el camino. Cuando llegué, toqué la puerta con los nudillos y me abrió la madre de George, Susan.
-Hola, bella, ¿qué te trae por aquí?- preguntó dulcemente la mujer.
-Su hijo, es decir,...- me corregí rápidamente.- El trabajo que tengo que hacer con su hijo. No lo terminamos.
-Pasa.- se hizo a un lado, dejándome vía libre.- Está en su habitación.- sonrió. Asentí con timidez y me apresuré a subir a su cuarto. Toqué la puerta con los nudillos y no entré hasta que no oí su suave voz dándome permiso. La ventana estaba abierta y él miraba el techo con el cigarrillo en la boca. Pasaron unos minutos hasta que se dió cuenta de mi presencia. Tragué saliva cuando su mirada se posó en mí. Se mordió el labio inferior, se iba acercando a mí lentamente y yo retrocedía hasta que mi espalda chocó con la puerta. La había cerrado, por eso su mano estaba apoyada a la izquierda muy cerca de mi cabeza.
-Lamento haberme ido así ayer. Tenía que avisar a mi prima.- me disculpé sonando más tranquila de lo que en realidad estaba.
-Lo entiendo. Yo habría hecho lo mismo en tu lugar.- asintió. Se quedó así, callado, trasladando su mirada de mis labios a mis ojos. Su cálido aliento rozó todo mi rostro.
-George…- susurré.
-Mono el Mocoso, ¿lo recuerdas?- murmuró con seguridad. ¿Cómo?
-¿Lo…lo conoces?- tartamudeé sin poder creerlo.
-Lo tienes delante.- su boca se volvió una línea. Me costó respirar. Bajé la cabeza, incapaz de mirarle. Recordé las cosas tan malas que le hicieron mis amigas, mis compañeras…y yo. Cosas horribles con tan solo tres, cuatro y cinco años. Una lágrima rodó por mi mejilla.
-George, yo…- sollocé.- Siempre me arrepentí. Te lo juro, pero nunca te encontré, nunca conseguí contactar contigo después de que te fueras a Edimburgo. Nunca pensé que fueras tú. Lo siento tanto.- estallé en llanto. Cubrí mi rostro con las manos para que no me viera llorar. Él me estrechó entre sus brazos, un gesto cálido.
-Tú eres la persona que amo, Ela, tú eres la chica de la que llevo enamorado desde preescolar. Tú, tú y solo tú.- apoyó su barbilla en mi cabeza.
-Soy un monstruo. Te hice tanto daño. No entiendo como me amas, no lo entiendo.-
-Mirame.- al ver mi negativa, que no quería, suavemente me levantó de la barbilla.- Mirame, Ela.- suspiré y lo miré. Sonrió.- No necesito más que verte para saber que lo sientes. Y te amo.- lo siguiente que hizo fue unir nuestros labios en el mejor beso que me dí nunca.
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Lo sé, me odian y ta, pero el pu.to blogger no me dejó publicar la entrada, así que en cuanto acabé esta, pues me deja publicarla!!! Pero la otra sigue sin poder escribirse, así que la volveré a escribir y la tendréis ;) Os amo, babies.